miércoles, 23 de abril de 2014

Borrador Taller Literario

En la clase de Literatura infantil, nuestra profesora nos ofreció realizar un taller literario. Este taller lo podíamos realizar de tres formas diferentes:

·         Cuentacuentos
·         Narración con libro
·         Lectura

Yo elegí la narración con libro porque hay cuentos  que requieren que durante la narración, el maestro enseñe las ilustraciones a los niños. La técnica de la narración con libro es muy parecida al cuentacuentos. porque en realidad no se lee, sino que se cuenta, pero con el apoyo de las imágenes. El narrador va creando la historia a través de las ilustraciones que muestra a los niños y va asegurándose de que se fijan en los detalles, en los gestos, en los movimientos...

Se debe conocer la historia de antemano para trasmitirla con tus palabras y para interactuar continuamente con los receptores.

Normalmente los maestros utilizan para esta técnica libros grandes con ilustraciones llamativas y de un tamaño suficiente como para que puedan verlas todos los niños. El libro que yo utilice mide 30x30 cm, y las ilustraciones son grandes y llamativas.

Por todo esto, el libro que elegí, era perfecto ya que  tenía unas imágenes muy  bonitas, sencillas y con un buen tamaño,  y la edad que había elegido, era la más adecuada para esta técnica.

No sabía qué libro coger al principio y fui a la biblioteca personal de Irune, vi el libro tan bonito que elegí para hacer el análisis , que fue "Te quiero un montón" y no lo pude evitar, fue mi libro elegido. Te quiero un montón es un libro para niños de dos a seis años. Para realizar la narración con libro la edad elegida fue tres años, ya que lo veo más adecuado porque presenta ilustraciones muy realistas con mucha expresividad, el formato es perfecto, se identifican perfectamente con el protagonista  y además trata temas que les preocupan como el sentirse ignorados, el sentirse queridos, el cariño, el apego a su madre, la relación niño adulto, el juego... La estructura es lineal (planteamiento-nudo-desenlace), perfecta para los niños de esta edad. Garbancito, el protagonista corresponde perfectamente con el momento evolutivo real, actúa igual que un niño real de tres años, y además el lenguaje es muy sencillo, Garbancito habla como hablan los niños.



Después de elegir la edad estuve ensayando cómo contarlo, con buena entonación, buen ritmo y ver como interactuar.

Cuando hicimos el taller nos colocamos en grupos de tres personas e íbamos rotando y cambiando de grupos. Antes de empezar, leí el título (Te quiero un montón) y pregunté a mis compañeras (que simulaban ser niños de mi futura clase de tres años) que si ellas querían mucho a alguien... Y si tenían ganas de ver que le pasaba a Garbancito, el protagonista de nuestro cuento.

Al principio Garbancito está triste, les dije que si sabían por qué estaba triste y me dieron diversas respuestas. Seguí con el cuento hasta la parte en la que la mamá de Garbancito le dice de muchas formas diferentes cuánto le quiere, esa parte fue la de mayor interactuación ya que hacíamos como los toros, como los gallos y los patos... 




Al realizar el taller, roté con tres grupo diferentes:
El primer grupo (Natalia y Sandra) me dijeron que lo había hecho bien, había interactuación con el niño, también mantuve contacto visual, hice preguntas sencillas para niños de tres años, igual podría ser un poco más expresiva. El tamaño del libro era perfecto para enseñarlo, las ilustraciones eran apropiadas y transmiten tranquilidad, y tuve una buena entonación.

El segundo grupo (Leticia García y Raquel) me dijeron que el libro era precioso, que les gustó como lo hice pero igual podría interactuar más al principio y estar menos pendiente del libro.

Y, el tercer grupo me dijo mas o menos lo mismo que el primer grupo, que interactué bien, mantenía contacto visual, que era muy apropiado para los niños de la edad que había elegido, las ilustraciones perfectas y las preguntas sencillas.

CONCLUSIÓN:

Me ha encantado hacer este taller, me ha parecido súper útil para cuando tenga que utilizarlo en el aula ya que me parece algo necesario, que a los niños les encanta y además les enriquece.
En prácticas tuve la gran suerte de tener una profesora maravillosa que me enseñó a hacer la narración con libro y me dejó contar dos cuentos a los niños, la verdad que me encantó y me sorprendió bastante las cosas que me decían los niños.

Espero volver a tener la suerte de repetir.

BIBLIOGRAFÍA:
- Apuntes de la asignatura de Literatura Infantil.

jueves, 3 de abril de 2014

Borrador de la adaptación "El hombre de la piel de oso"

Había una vez, hace mucho, pero que mucho tiempo, en un lugar llamado Lejíbiris vivía un muchacho llamado Nacho. Nacho era muy guapo, muy bueno, muy simpático y sobre todo, muy valiente. Se llevaba bien con todo el mundo, era amigo de todo el pueblo y todas las chicas estaban enamoradas de él, pero lo que no sabía, era que el rey estaba muy, pero que muy enfadado porque todo el mundo hablaba de lo perfecto que era Nacho y de él no hablaba nadie.

Un buen día el rey, harto de la situación decidió expulsar a Nacho de Lejíbiris. El pobrecillo, tuvo que irse sólo con lo que llevaba puesto, no pudo coger nada, ni dinero, ni ropa, ni si quiera pudo despedirse de su amada ni de su familia. Todo el mundo rápidamente se enteró de la noticia y no podían creer lo que había pasado. Muy triste, Nacho estuvo andando durante horas, se adentró en el bosque encantado sin ni si quiera darse cuenta, no sabía qué hacer ni a donde ir. Estaba muy cansado y además estaba ya anocheciendo. A lo lejos vio una casa, se acercó y en la puerta había un letrero que ponía "El brujo Pirujo"  y decidió llamar a la puerta. Le abrió un hombre muy alto, feo y mal oliente. Nacho le explicó al brujo Pirujo lo que le había pasado y le preguntó que si podía ayudarle ya que no tenía dinero ni donde dormir, y éste le respondió:

- Pues verás Nacho, la verdad es que sí que puedo ayudarte, pero si de verdad quieres que te ayude tienes que adentrarte en el bosque encantado, matar al enorme oso y traerme su piel.

Nacho que era muy valiente y además, lo que más deseaba era volver a su pueblo para estar con su amada y su familia, así hizo, se adentró en el bosque, mató al enorme oso y le llevó la piel al brujo Pirujo.

- Muy bien Nacho, veo que eres un muchacho valiente y como me has traído la piel de oso, voy a ayudarte pero con alguna condición. Vas a tener que ponerte esta capa de piel de oso que convertiré en abrigo, no podrás quitártela, ni tampoco podrás bañarte ni cortarte el pelo en 3 años. Cada vez que metas la mano en la capa, saldrá dinero. Si cumples las condiciones, podrás volver a tu pueblo, casarte con tu amada y te haré inmensamente rico, pero si no las cumples te convertiré en un enorme oso.- le dijo el brujo Pirujo.

Nacho, meditó la propuesta del brujo. Pensó que no sería demasiado difícil y que perfectamente podría cumplir esas condiciones y le dijo:

- Acepto el trato, creo que lo puedo conseguir.

Se dieron los dos la mano y cada uno se fue por su camino.  Nacho se fue a hacia Cerquíbiri, el pueblo que más cerca estaba. Allí pudo comprar una casa con el dinero que le había dado el brujo. Metió las manos en los bolsillos de la capa y pagó. Pasó un mes, pasaron dos, y bueno, a Nacho le empezó a crecer el pelo, a estar muy sucio y a oler un poco mal. A partir del primer año nadie se acercaba a él, nadie quería estar con él porque le veían como un monstruo con las uñas muy muy muy largas, la capa de piel de oso se le había pegado al pelo, además tenía el pelo y a barba larguísima y estaba muy muy sucio. Al segundo año estaba aún peor y decidió encerrarse en la casa y pagar a un criado para que le trajese la comida y todo lo que necesitase, pero al tiempo el criado lo abandonó, le daba mucho miedo, era un horrible y horripilante monstruo. Consiguió pasar el tiempo que le quedaba a duras penas, saliendo por las noches sin que nadie le viese para conseguir por lo menos comida.

Al tercer año llegó el plazo que le había dicho el brujo Pirujo. Nacho fue hacia su casa y el brujo le dijo:

- Tenías razón, has cumplido con el trato, ahora me toca a mi cumplir mi parte.

Entonces el brujo con un hechizo, convirtió al rey de Lejíbiris en un enorme Oso. Nacho pudo volver a su pueblo y además se convirtió en el nuevo rey, repartió dinero entre la gente del pueblo y, sobre todo, y lo más importante, se casó con su amada y pudo estar con su familia.


Y fueron felices y comieron perdices.